Hace algunos años circuló en el país la noticia sobre una «guagua diabólica» que habría vaticinado la ocurrencia de tragedias.

Se trata de una especie de «mito urbano», pero que ha causado expectación en la opinión pública del país. Primero en el sur y luego en Arica e Iquique.

RELATO

Según un relato anónimo, se trata de un bebé de horrible aspecto que supuestamente habría nacido en el Hospital Regional «Herminda Martín» de Chillán, en una lluviosa noche de febrero de este año y que habría profetizado tragedias.

Aseguran que, luego de un parto muy complicado, el recién nacido fue particularmente anormal físicamente, por lo que la matrona encargada de traerlo al mundo gritó desesperadamente llamando a sus colegas. «¡Cresta la guagua pa’ fea!», fue la frase pronunciada en medio de los gritos de auxilio, ante lo cual la guagua habría respondido: «más feo será lo que ocurrirá el 18 de abril». La madre y la propia criatura habrían muerto pocos minutos después y la matrona sería internada en un siquiátrico de la zona con un nombre falso.

DIFUSION

En pocas horas el hecho fue de conocimiento público en Chillán y, pocos días después, traspasaría las fronteras de la Octava Región, hasta convertirse en un mito de la altura del propio «Chupacabras».

El hecho fue desmentido por las autoridades de salud de la Zona y criticado por sacerdotes y cercanos a los postulados de distintas iglesias. Sin embargo, con la divulgación del hecho, en diversas partes del territorio nacional se recordaron leyendas similares. Una de ellas, quizás la más conocida, es la ocurrida en la vecina ciudad de Arica en 1985, cuando en el hospital un bebé habría anunciado el terremoto que asolaría Santiago el 3 de marzo de ese mismo año.

IQUIQUE

Más cercano a nuestra «realidad» es el caso del verdadero pánico colectivo creado en los meses previos al último avistamiento del cometa Halley, en 1986. En esa época, las creencias populares temían que el cuerpo celeste se estrellara con la Tierra y se divulgó que antes de ello habría varias señales de dicha catástrofe. De esa forma, el eventual desastre se relacionó con la explosión ocurrida en la planta de Cardoen en Alto Hospicio, que cobró la vida de cerca de treinta trabajadores. También se atribuyó como una señal la tragedia ocurrida luego del despegue del transbordador Challenger desde Cabo Cañaveral en Estados Unidos.

LA FUERZA DE UNA CREENCIA POPULAR

Para el sociólogo y académico de la Unap, Bernardo Guerrero, el fenómeno ocurrido en el sur de Chile se puede interpretar a través de una de las teorías del conocimiento que dice que los sujetos cuando definen algo como real, ese algo será, en consecuencia real. «Esto significa que la religión, aunque no se pueda probar en términos científicos, existe, porque hay sujetos que creen en ella», aseguró el profesional.

Sostuvo que la gente necesita encontrar explicaciones a los hechos que la ciencia no puede explicar, sobre todo en esta «época de descreencias». A ello, acotó hay que agregar el hecho de que vivimos en un mundo que vive el cambio de milenio, «y este cambio está caracterizado por guerras, epidemias como el Sida, el atentado a las Torres Gemelas. Es decir, por actos que ponen en duda la racionalidad del ser humano».

CREENCIA

Guerrero precisó que al tratarse de una creencia popular, no se puede explicar en términos causales ni lógicos, sino en términos de paralelismos. «El mundo popular tiene una complejidad que escapa a categorizaciones esquemáticas y dicotómicas en la que se mueve el mundo de la ciencia», puntualizó.

Finalmente explicó que tanto el sur de Chile como nuestra zona, son lugares tradicionalmente religiosos, por lo que mitos como éste, se difunden con una rapidez inusitada.

IQUIQUEÑOS ASUSTADOS, «PERO NO TANTO»

Tras una breve encuesta por las céntricas calles de Iquique, fue posible apreciar la conmoción provocada con el tema de la «guagua apocalíptica», tratado ayer en programas de radio tanto locales como nacionales.

Si bien todos los consultados reconocen haber escuchado acerca del caso en los últimos días, muy pocos son los que se manifiestan supersticiosos y esperaban a que algo terrible pudiera hacer ocurrido ayer.

Sara Patiño, por ejemplo, expresó que sólo cree en lo que dice la Biblia. «Nadie puede predecir que algo malo puede pasar, ni siquiera el Hijo, sólo el Padre, menos una guagua», aseguró la dueña de casa.

Por su parte, Carlos Day sostuvo que este un caso que se masificó porque «en estos tiempos estamos en una etapa de cambios, a lo que ayudó la rápida acción de los medios de comunicación». Juan Briceño, en tanto, precisó que si bien «toda la gente habla de eso, nadie cree realmente en que haya nacido una guagua deforme y que vaticinara tragedias».

SI CREE

Diferente es el caso de Alejandra Huerta, quien se declaró creyente de casi todas las leyendas populares. Incluso, atribuyó los sucesos ocurridos en Copiapó e Italia, a las predicciones de la «guagua apocalíptica».

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